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La pequeña gran conciencia ambiental

Conciencia ambiental – Cuidemos el planeta

Por Fabio Centurión – Verdesabores


Según el diccionario tener conciencia “es tener conocimiento responsable y personal de una cosa determinada,  como un deber o una situación”. De aquí partimos de distintos tipos de conciencia como la conciencia moral, conciencia cívica, conciencia social, conciencia ambiental.

Para tener conciencia de una cosa determinada debemos conocer de ella o estar informados. Con respecto a la conciencia ambiental, ya todos, o casi todos, sabemos de que manera influyen las acciones de los seres humanos en el medio ambiente. Estas acciones pueden ser benéficas o perjudiciales. El derroche discriminado de agua o de energía, deriva a que en corto o mediano plazo carezca de estos recursos. El separar los residuos, reciclar o reutilizar objetos en desuso disminuye notablemente la cantidad de residuos que generamos en nuestros hogares.

Mi experiencia como educador ambiental en niños de nivel primario, me indica que estamos ante la presencia de una generación de pequeños Embajadores Ambientales en plena actividad. No solo las instituciones y sus docentes enseñan y forman alumnos en cuestiones de medio ambiente, sino también los medios de comunicación (programas de TV, internet, libros, cuentos, revistas) aportan información y datos a muy temprana edad, sobre temas de importancia como el mal uso de los recursos naturales, el calentamiento global, la generación de residuos, las buenas costumbres ambientales o el desarrollo sustentable.

Los niños de hoy vienen con un nuevo “chip incorporado”, y es el chip de la conciencia ambiental que llevan como uno de sus principales estandartes en su lista de valores. -Papá los papeles se tiran en el cesto de basura!!!-. -Mamá no uses aerosoles que degradan la capa de ozono!!!-. Estas y otras frases, resultan muy comunes en los hogares de hoy en día. La conciencia ambiental va tomando lugar en los adultos para trasmitirlo a los niños y en los niños para trasmitirlo a los adultos. Aún queda mucho por hacer, pero que mejor forma que este ida y vuelta de deber y responsabilidad entre pequeños y adultos, para fortalecer una sociedad en valores que pueden evitar un daño a nosotros mismos y a generaciones futuras.

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