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¿Podemos confiar en la crema solar?


La respuesta es: no. La realidad alarmante es que la mayoría de protectores solares no nos ofrecen la protección que prometen y de hecho, suponen otros peligros asociados, porque contiene ingredientes sintéticos perjudiciales para la salud. Hay medidas alternativas y naturales, que podemos tomar para proteger la piel y seguir disfrutando del verano. Inconvenientes de las cremas solares 

En primer lugar, los filtros que absorben la luz en las cremas de sol no son fotoestables. Es decir, los elementos que tienen función de protegernos de los rayos UV se descomponen cuando están expuestos a la luz solar (1). Esta inestabilidad de las cremas solares socava completamente su función pretendida, además de poner en duda las consecuencias secundarias de éstas reacciones químicas en nuestra piel a la hora de tomar sol. En segundo lugar, la composición de este producto es muy desconcertante porque muchos de los químicos sintéticos que contiene son reconocidos como disruptores hormonales, por ejemplo (2):

  1. 4-methylbenzylidene)-camphor (4-MBC), 

  2. octyl-methoxycinnamate (OMC) – es un estrogénico que puede afectar al tiroides 

  3. octyl-dimethyl-PABA (OD-PABA) 

  4. bexophenome-3 (Bp-3) homosalate (HMS) (Krause, 2012; Schlumpf, 2001) 

  5. oxybenzone- un estrogéno sintético 

Por otra parte, el muy utilizado dióxido de titanio ha sido clasificado como posible cancerígeno por la IARC (Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer). Además, debemos plantearnos el problema de las nanopartículas en cosmética que el dióxido de titanio suele contener.

¿Cuáles son las medidas naturales?  En cuanto a la prevención de quemaduras de sol, el envejecimiento prematuro o el cáncer de piel, las medidas que deberíamos tomar son bastante sencillas. Básicamente:

  1. Busca protectores solares libres de sustancias tóxicas: esto requiere informarse y buscar, pero existen. 

  2. Reducir nuestra exposición al sol. Hay que destacar la importancia de refugiarse del sol durante las horas del calor más intenso, de cubrir la piel sobre todo en las partes más sensibles y pasar la mayor parte del tiempo a la sombra. 

  3. Como una precaución complementaria, se pueden aprovechar las propiedades naturales de las plantas que, por el hecho de cultivarse en climas calurosos, gozan de FPS natural si las utilizamos para preparar cremas solares caseras. El aceite de pepitas de frambuesa y el aceite de semillas de zanahoria, por ejemplo, son recursos naturales que tienen su propio nivel de protección solar muy alto. Los aceites de jojoba, de coco y de germen de trigo también proporcionan protección natural ante los rayos ultravioletas. 

  4. La nutrición, además, nos podría ayudar a desarrollar una capa protectora. Incorporar alimentos que aumenten los niveles de melanina en la dieta, tales como proteínas, frutas y alimentos de colores intensos, podrían estimular la producción de la melanina lo cual puede actuar como un escudo solar. El pescado, las nueces y semillas, las legumbres, el chocolate negro, espinacas o algas y las frutas sandía y melocotón se han atribuido con dichas propiedades. 

  5. Mantener una buena hidratación, puesto que si la piel está bien hidratada tiene mayor elasticidad, está más protegida y es más resistente frente a cualquier agresión externa. Para ello se recomienda beber al menos 2 litros de agua, de forma continuada durante todo el día (más si se hace ejercicio intenso o hace mucho calor), teniendo en cuenta que encontramos agua en frutas y verduras y bebidas naturales, como zumos, infusiones, leches vegetales. Y cuidado con las bebidas alcohólicas, que son muy diuréticas. 

Un poco más allá  Nuestra compañera Dietista-Nutricionista Maribel Cruz, nos hace el siguiente razonamiento que consideramos muy digno de tener en cuenta: “Los ácidos grasos procedentes de las semillas (sésamo, lino y demás) son sumamente frágiles a la luz y el calor alterándose rápidamente su composición química. De ahí que se recomiende su consumo en crudo, que no se almacenen durante mucho tiempo y que se evite su exposición a la luz directa. Me pregunto: un aceite de este tipo, untado sobre nuestra piel y expuesto al sol ¿no empezaría enseguida la oxidación? ¿No actuaría más como un aporte de radicales libres que como un protector. Me parecen más seguros los consejos que abogan por: 

  1. Protegernos desde el interior: tomando los ácidos grasos por vía oral, una mezcla adecuada de omegas 3, 6, 9 y 7. 

  2. Betacaroteno por vía oral: la Dunaliella Salina -alga marina unicelular- proporciona un espectro de carotenoides equilibrado, tales como el betacaroteno (que protege la epidermis de la radiación solar neutralizando el oxígeno singlete) y otros carotenoides como alfacaroteno, zeaxantina, criptoxantina y luteína, los cuales aportan beneficios antioxidantes al proteger frente a la peroxidación lipídica y favorecer la síntesis de melanina, que es un filtro natural de la radiación ultravioleta. 

  3. Tomar el sol con moderación de forma paulatina a las horas adecuadas. Lo más razonable sería comenzar con exposiciones más cortas a diario, empezando con 10-15 minutos y después no más de una hora de exposición solar, evitando las horas de máxima radiación. También resultaría provechoso tomar un complejo de antioxidantes. Protegete bajos los parasoles y con los chapuzones Feliz verano y ¡¡no abuses del sol!!

(1) Bredholt K, Christensen T, Hannevik M, Johnsen B, Seim J, Reitan JB (1998) ‘Effects of sunscreening agents and reactions with ultraviolet radiation’ PubMed 118(17):2640-5. (2) Klann A, Levy G, Lutz I, et al. (2005). Estrogen-like effects of ultraviolet screen 3-(4methylbenzylidene)-camphor (Eusolex 6300) on cell proliferation and gene induction in mammalian and amphibian cells. Environ Res, 97:274-28 Schlumpf, M., Cotton, B., Conscience, M., Haller, V., Steinmann, B., & Lichtensteiger, W. (2001). In vitro and in vivo estrogenicity of UV screens. Environ Health Persp, 109, 239–244.

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